Sabemos que las rutinas son necesarias porque nos aportan seguridad, pero romper con ellas, de vez en cuando, nos reporta muchos beneficios.
A primera hora de la mañana un rico café. A continuación, dimos una vuelta por los puestos del mercadillo y, quién más y quién menos, encontró algún chollito.
Finalizamos el día comiendo en La Dorada donde el trato recibido y la comida fueron exquisitos.
¿Qué más podemos pedir?...Repetir!!!
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